Los biocombustibles, los alimentos y el medio ambiente


Francisco Sánchez Legrán
Desde hace varios meses se está intensificando un fuerte debate en la sociedad, acerca de los efectos positivos y negativos que tendrá el proceso de producción masiva de biocombustibles, para hacer frente a las cada vez mayores demandas de energía y para encontrar una alternativa a un producto limitado como es el petróleo. FACUA – Consumidores en Acción no puede estar ajena a este debate y por ello es necesario participar con nuestras propias reflexiones.
Biocombustible es el término con el cual se denomina a cualquier tipo de combustible que derive de la biomasa, es decir de organismos recientemente vivos o sus desechos metabólicos, como determinados vegetales, aceites de éstos o del estiércol de las vacas.
En un análisis simplista, se puede llegar a la conclusión que se trata de una producción alternativa al petróleo, menos contaminante y por ello mas positiva, pero sin embargo ya hay voces bastante autorizadas que se están alzando, para señalar los peligros que este tipo de producción puede tener para el medio ambiente o para la producción de alimentos, sobre todo en los países pobres o en proceso de desarrollo.
Unos de los primeros en alzar su contundente voz contra los efectos nocivos de esta nueva política de producción de biocombustible, fue el presidente de la República de Cuba, Fidel Castro, a través de una serie de reflexiones publicadas en el periódico “Granma” a partir de marzo de este año, que tuvieron un amplio eco en buena parte de los medios de comunicación de todo el mundo.
Fabricar automóviles que utilicen biocombustible, en vez de productos derivados del petróleo, puede parecer una buena noticia, sobre todo cuando la sociedad sabe que los combustibles fósiles son una fuente agotable de energía y por tanto aparece como muy razonable el buscar alternativas para poder llenar los depósitos de los cada vez mas millones de automóviles existentes en nuestro planeta y para hacer frente a las cada vez mas elevadas demandas de energía de la industria.
Pero que ocurre cuando los campesinos de los países pobres se lanzan animados por sus propios gobiernos, a una carrera de imprevisibles consecuencias, para dedicar sus plantaciones de maíz, de trigo, girasol, colza, etc., para la producción de biocombustible, al comprobar que dichos productos son pagados mejor si son destinados para transformarlos en biomasa. Los efectos ya se están empezando a sentir, pues comienzan a disminuir los productos para la alimentación en algunos de dichos países y con ello la elevación de su precio como ha ocurrido en México y a la vez se fomenta la destrucción de parte de las selvas para convertirla en terrenos agrícolas para atender a las nuevas demandas de la industria de los biocombustibles y con ello se sigue aumentando la deforestación y el deterioro medioambiental en dichos países y también en el resto del planeta.
Y que está ocurriendo en los países desarrollados, como España, cuando parte de la producción agrícola ya no se destina para producir alimentos, porque se está destinando para transformarla en biocombustibles. Los resultados no se han hecho esperar y los efectos de este cambio de destino de una pequeña parte de nuestra producción agrícola, está influyendo sin lugar a dudas en el aumento alarmante que estamos sufriendo en los precios de productos esenciales como el pan y otros derivados del trigo o en la leche y sus derivados, por poner dos ejemplos claros, de una lista que puede ser mucho mayor.
Habrá que preguntarse en primer lugar si es correcto el uso de la denominación “bio” para dicha energía, si los efectos pueden ser tan nocivos, a la vez que habrá que defender que se siga caminando en la utilización de los excedentes de la producción agrícola o sus desechos, para la fabricación de los denominados biocombustibles, pero nunca cambiar producción de alimentos por producción de biomasa.
FACUA – Consumidores en Acción ha apostado siempre y seguirá apostando, por las producción o generación de energías limpias, pero no a cualquier precio y por ello entendemos que una cosa es apostar por la producción de las energías mas limpias y renovables, y otra cosa bien distinta es hacerlo guiado por los intereses económicos de las grandes multinacionales y a costa del medio ambiente y del derecho a la alimentación de los pueblos.


Francisco Sánchez Legrán es presidente de FACUA - Consumidores en Acción de España
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=55961 - 10-09-2007

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