Nuevos valores para una nueva civilización


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Frei Betto

ALAI AMLATINA, 17/0409, Sao Paulo.

En el Foro Social Mundial de Belém, se concluyó que las alternativas al neoliberalismo y a la construcción del ecosocialismo no se engendran en la cabeza de los intelectuales o de programas partidarios, sino en la práctica social, a través de luchas populares, movimientos sindicales, campesinos, indígenas, étnicos, ambientalistas y comunidades de base.

Para gestar tales alternativas se exigen al menos cuatro actitudes. La primera una visión crítica del neoliberalismo. Éste profundiza las contradicciones del capitalismo, en la medida en que la expansión globalizada del mercado estimula la competitividad comercial entre las grandes potencias; desplaza la producción hacia regiones donde se puedan pagar salarios irrisorios; estimula el éxodo de las naciones pobres hacia las ricas; introduce tecnología de punta que reduce los puestos de trabajo; vuelve a las naciones dependientes del capital especulativo; e intensifica el proceso de destrucción del equilibrio ambiental del planeta.

La segunda actitud: organizar la esperanza. Encontrar alternativas es un trabajo colectivo, puesto que no surgen de la cabeza de intelectuales iluminados o de gurús ideológicos. De hay la importancia de dar consistencia organizativa a todos los sectores de la sociedad que esperan otra cosa diferente de lo que se ve en la realidad actual, desde agricultores que sueñan con trabajar su propia tierra a jóvenes interesados en la preservación del medio ambiente.

La tercera actitud es rescatar la utopía, el neoliberalismo no trata solamente de destruir las instancias comunitarias creadas por la modernidad, como la familia, el sindicato, los movimientos sociales y el Estado democrático. Su proyecto de atomización de la sociedad reduce la persona a la condición de individuo desconectado de la coyuntura socio-política- económica en la cual se inserta, y lo considera mero consumidor. Por lo mismo se extiende también a la esfera cultural. Como diría Emmanuel Mounier, el individualismo es opuesto al personalismo. Pascal fue enfático: “El Yo es odioso”.

En su apogeo el capitalismo lo mercantiliza todo: la biodiversidad, el medio ambiente, la responsabilidad social de las empresas, el genoma, los órganos arrancados a los niños, etc. y hasta nuestro mismo imaginario. Un ejemplo trivial es lo que se gasta en la compra de agua potable envasada industrialmente, dejando de lado el viejo y buen filtro de cerámica o incluso la recogida del agua limpísima de lluvia después de un minuto de precipitación.

Sin utopías no hay movilizaciones motivadas por la esperanza, ni posibilidad de visualizar un mundo diferente, nuevo y mejor.

Cuarta actitud: elaborar un proyecto alternativo. La esperanza favorece la emergencia de nuevas utopías, que deben ser traducidas a proyectos políticos y culturales que señalen las bases de una nueva sociedad, eso implica el rescate de los valores éticos, del sentido de justicia, de las prácticas de solidaridad y compartimiento, y del respeto a la naturaleza, en suma, se trata de un desafío también de orden espiritual, en la línea de lo que pregonaba el profesor Milton Santos, de que debemos priorizar los “bienes infinitos” y no los “bienes finitos”.

El proyecto de una sociedad ecosocialista alternativa al neoliberalismo exige revisar, después de la caída del muro de Berlín los aspectos teóricos y prácticos del socialismo real, sobre todo desde el punto de vista de la democracia participativa y de la preservación ambiental.

El ecosocialismo se caracterizaría por la capacidad de incorporar el concepto y las prácticas de igualdad social y desarrollo sustentable a partir de experiencias de los movimientos sociales y ecológicos, así como de la revolución cubana, del levantamiento zapatista de Chiapas, de los asentamientos del MST, etc.

Es vital incluir en el proyecto y en el programa los paradigmas emergentes actuales, como ecología, indigenismo, ética comunitaria, economía solidaria, espiritualidad, feminismo y holística.

Este sueño, esta utopía, esta esperanza que llamamos ecosocialismo no es sino la continuación de las esperanzas de aquellos que lucharon por la defensa de la vida como Chico Mendes y Dorothy Stang, dos luchadores cristianos que dieron sus vidas por la causa de los pobres, de los explotados, de los indígenas, de los trabajadores de la tierra y de los pueblos de la selva. (Traducción de J.L.Burguet)

- Frei Betto es escritor, autor de “Cartas desde la cárcel”, entre otros libros.

Hoy ya no tengo esos sueños. Circular 2009


Pedro Casaldáliga

Con un abrazo, dice el Cardenal
El Cardenal Carlo M. Martini, jesuita, biblista, arzobispo que fue de Milán y colega mío de Parkinson, es un eclesiástico de diálogo, de acogida, de renovación a fondo, tanto de la Iglesia como de la Sociedad. En su libro de confidencias y confesiones Coloquios nocturnos en Jerusalén, declara: «Antes tenía sueños sobre la Iglesia. Soñaba con una Iglesia que recorre su camino en la pobreza y en la humildad, que no depende de los poderes de este mundo; en la cual se extirpara de raíz la desconfianza; que diera espacio a la gente que piensa con más amplitud; que diera ánimos, en especial, a aquellos que se sienten pequeños o pecadores. Soñaba con una Iglesia joven. Hoy ya no tengo más esos sueños». Esta afirmación categórica de Martini no es, no puede ser, una declaración de fracaso, de decepción eclesial, de renuncia a la utopía. Martini continúa soñando nada menos que con el Reino, que es la utopía de las utopías, un sueño del mismo Dios.

Él y millones de personas en la Iglesia soñamos con la «otra Iglesia posible», al servicio del «otro Mundo posible». Y el cardenal Martini es un buen testigo y un buen guía en ese camino alternativo; lo ha demostrado.

Tanto en la Iglesia (en la Iglesia de Jesús que son varias Iglesias) como en la Sociedad (que son varios pueblos, varias culturas, varios procesos históricos) hoy más que nunca debemos radicalizar en la búsqueda de la justicia y de la paz, de la dignidad humana y de la igualdad en la alteridad, del verdadero progreso dentro de la ecología profunda. Y como dice Bobbio «hay que instalar la libertad en el corazón mismo de la igualdad»; hoy con una visión y una acción estrictamente mundiales. Es la otra globalización, la que reivindican nuestros pensadores, nuestros militantes, nuestros mártires, nuestros hambrientos.

La gran crisis económica actual es una crisis global de Humanidad que no se resolverá con ningún tipo de capitalismo, porque no cabe un capitalismo humano; el capitalismo sigue siendo homicida, ecocida, suicida. No hay modo de servir simultáneamente al dios de los bancos y al Dios de la Vida, conjugar la prepotencia y la usura con la convivencia fraterna. La cuestión axial es: ¿Se trata de salvar el Sistema o se trata de salvar a la Humanidad? A grandes crisis, grandes oportunidades. En idioma chino la palabra crisis se desdobla en dos sentidos: crisis como peligro, crisis como oportunidad.

En la campaña electoral de EE UU se enarboló repetidamente «el sueño de Luther King», queriendo actualizar ese sueño; y, con ocasión de los 50 años de la convocatoria del Vaticano II, se ha recordado, con nostalgia, el Pacto de las Catacumbas de la Iglesia sierva y pobre. En el 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de la clausura del Concilio, 40 Padres Conciliares celebraron la Eucaristía en las catacumbas romanas de Domitila, y firmaron el Pacto de las Catacumbas. Dom Hélder Câmara, cuyo centenario de nacimiento estamos celebrando este año, era uno de los principales animadores del grupo profético. El Pacto en sus 13 puntos insiste en la pobreza evangélica de la Iglesia, sin títulos honoríficos, sin privilegios y sin ostentaciones mundanas; insiste en la colegialidad y en la corresponsabilidad de la Iglesia como Pueblo de Dios, y en la abertura al mundo y en la acogida fraterna.

Hoy, nosotros, en la convulsa coyuntura actual, profesamos la vigencia de muchos sueños, sociales, políticos, eclesiales, a los que de ningún modo podemos renunciar. Seguimos rechazando el capitalismo neoliberal, el neoimperialismo del dinero y de las armas, una economía de mercado y de consumismo que sepulta en la pobreza y en el hambre a una grande mayoría de la Humanidad. Y seguiremos rechazando toda discriminación por motivos de género, de cultura, de raza. Exigimos la transformación sustancial de los organismos mundiales (ONU, FMI, Banco Mundial, OMC.). Nos comprometemos a vivir una «ecológica profunda e integral», propiciando una política agraria-agrícola alternativa a la política depredadora del latifundio, del monocultivo, del agrotóxico. Participaremos en las transformaciones sociales, políticas y económicas, para una democracia de «alta intensidad».

Como Iglesia queremos vivir, a la luz del Evangelio, la pasión obsesiva de Jesús, el Reino. Queremos ser Iglesia de la opción por los pobres, comunidad ecuménica y macroecuménica también. El Dios en quien creemos, el Abbá de Jesús, no puede ser de ningún modo causa de fundamentalismos, de exclusiones, de inclusiones absorbentes, de orgullo proselitista. Ya basta con hacer de nuestro Dios el único Dios verdadero. «Mi Dios, ¿me deja ver a Dios?». Con todo respeto por la opinión del Papa Benedicto XVI, el diálogo interreligioso no sólo es posible, es necesario. Haremos de la corresponsabilidad eclesial la expresión legítima de una fe adulta. Exigiremos, corrigiendo siglos de discriminación, la plena igualdad de la mujer en la vida y en los ministerios de la Iglesia. Estimularemos la libertad y el servicio reconocido de nuestros teólogos y teólogas. La Iglesia será una red de comunidades orantes, servidoras, proféticas, testigos de la Buena Nueva: una Buena Nueva de vida, de libertad, de comunión feliz. Una Buena Nueva de misericordia, de acogida, de perdón, de ternura, samaritana a la vera de todos los caminos de la Humanidad. Seguiremos haciendo que se viva en la práctica eclesial la advertencia de Jesús: «No será así entre vosotros» (Mt 21,26). Sea la autoridad servicio. El Vaticano dejará de ser Estado y el Papa no será más Jefe de Estado. La Curia habrá de ser profundamente reformada y las Iglesias locales cultivarán la inculturación del Evangelio y la ministerialidad compartida. La Iglesia se comprometerá, sin miedo, sin evasiones, en las grandes causas de la justicia y de la paz, de los derechos humanos y de la igualdad reconocida de todos los pueblos. Será profecía de anuncio, de denuncia, de consolación. La política vivida por todos los cristianos y cristianas será aquella «expresión más alta del amor fraterno» (Pío XI).

Nos negamos a renunciar a estos sueños aunque puedan parecer quimera. «Todavía cantamos, todavía soñamos». Nos atenemos a la palabra de Jesús: «Fuego he venido a traer a la Tierra; y qué puedo querer sino que arda» (Lc 12,49). Con humildad y coraje, en el seguimiento de Jesús, miraremos de vivir estos sueños en el cada día de nuestras vidas. Seguirá habiendo crisis y la Humanidad, con sus religiones y sus iglesias, seguirá siendo santa y pecadora. Pero no faltarán las campañas universales de solidaridad, los Foros Sociales, las Vías Campesinas, los Movimientos populares, las conquistas de los Sin Tierra, los pactos ecológicos, los caminos alternativos de Nuestra América, las Comunidades Eclesiales de Base, los procesos de reconciliación entre el Shalom y el Salam, las victorias indígenas y afro y, en todo caso, una vez más y siempre «yo me atengo a lo dicho: la Esperanza».

Cada uno y cada una a quien pueda llegar esta circular fraterna, en comunión de fe religiosa o de pasión humana, reciba un abrazo del tamaño de estos sueños. Los viejos aún tenemos visiones, dice la Biblia (Jl 3,1). Leí hace unos días esta definición: «La vejez es una especie de posguerra»; no necesariamente de claudicación. El Parkinson es sólo un percance del camino y seguimos Reino adentro.
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Hacia un Socialismo Nuevo, La Utopía continúa...


Pedro Casaldáliga

A manera de introducción fraterna

Nuestra Agenda nació y ha caminado siempre a la luz y bajo el estímulo de la Utopía. Una Utopía indefinida en sus contornos y en su hora, pero irrenunciable desde nuestro compromiso con el humanismo integral.

Cada año ha tenido también la Agenda un tema central, tratado por especialistas que abordan ese tema desde ángulos diferentes. Los temas han sido mayores, ambiciosos, como el diálogo intercultural, la comunicación, la democracia, la política, el mundo indígena, las migraciones, la deuda externa, la Patria Grande... Temas mayores, digo, porque abarcan personas y pueblos, nuestro Continente y el Tercer Mundo, la solidaridad del Primer Mundo y la transformación de las instituciones internacionales.

Tema mayor, urgente y conflictivo, ha sido el tema de la última edición, 2008: la política que murió o que tiene que morir, y una política otra, de justicia, de igualdad, de dignidad, plural en realizaciones concretas y auténticamente mundial frente a la perversa mundialización del capitalismo neoliberal.

Hace siglos que la Humanidad ha ido forjando mediaciones para realizar la política, conflictivamente, tanteando, en experiencias históricas, contradictorias a veces y hasta inhumanas.

Hablar de política era lógicamente hablar de ciudadanía, de participación corresponsable, de sistemas, de gobiernos, de partidos. En esta Agenda de 2009 queremos avanzar, con temblor de aventura, preguntándonos sobre la mediación sistémica para una política verdaderamente humana y mundial.

Hoy el rey está desnudo. El Tercer Mundo, sobre todo, ha experimentado amargamente la iniquidad de ese sistema homicida y ecocida que es el capitalismo, ahora neoliberal y global. "El sistema neoliberal, pondera Mario Soares, está dando manifiestas señales de agotamiento y de incapacidad; se exige un nuevo orden económico mundial". Con indignación, con nostalgia, arropados por tanto ensueño y lucha y sangre, respondiendo a la dignidad herida de la mayoría humana, nos volvemos hacia el socialismo: un socialismo nuevo, reza el título de esta Agenda. Porque evidentemente no se trata de repetir ensayos que han dado, muchas veces, en decepción, en violencia, en dictadura, en pobreza, en muerte. No se trata de "mirar hacia atrás con ira" ni de volver a modelos superados. Se trata de revisar, de aprender del pasado, de actualizar, de no conformarse y, por lo mismo, de vivir hoy y aquí, localmente y globalmente, la siempre nueva Utopía.

El subtítulo de la Agenda afirma categóricamente que la Utopía continúa, que no es una quimera sino un desafío. Por eso nos preguntamos cómo vamos de Utopía. Preocupados por la construcción diaria de la política como arte de lo posible, ¿perdemos de vista lo que parece imposible y sin embargo es necesario? ¿Hay que conformarse con elegir gobiernos más o menos de izquierda y continuar, sumisos o derrotados, dentro del sistema capitalista de derecha? ¿Qué queda de la vieja disyuntiva capitalismo-socialismo? (No falta quien afirme que ya pasó la hora de las derechas y las izquierdas. A esta afirmación el humorista responde: "El que no haya derecha ni izquierda, no significa que no haya arriba y abajo"; "los que tienen y los que no tienen», diría Cervantes). ¿Ya no es posible el socialismo? ¿Hemos llegado tarde? ¿No sigue siendo la Utopía «necesaria como el pan de cada día"?

¿Pero qué socialismo o socialismos? Abogamos por un socialismo nuevo. Con la novedad de una democracia radicalizada, universal, económica, social y cultural. "No habrá socialismo, afirma Boaventura de Sousa Santos, y sí socialismos. Tendrán en común reconocerse en la definición de socialismo como democracia sin fin".

La Agenda nos pregunta: ¿qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

"No hay estructura socialista, insiste Fray Betto, que produzca, por efecto mecánico, personas de índole generosa, abiertas al compartir, si no se adopta una pedagogía capaz de promover permanentemente emulación moral, capaz de hacer del socialismo el nombre político del amor". "Es ilusión voluntarista, advierte Wladimir Pomar, establecer formas rígidas para las transformaciones necesarias y para la radicalización de la democracia... Ellas, las transformaciones, dependen de muchos factores que trascienden nuestro simple deseo y demandan tiempo y sudor. Sin una visión clara al respecto cualquier socialismo corre el riesgo de resbalar, tanto para el democratismo caótico como para el autoritarismo". Evidentemente un socialismo que merezca este nombre, rechaza, por definición, toda dictadura y todo imperialismo; y también toda democracia que sea apenas formal.

Agustí de Semir constata que "dadas las trampas de la democracia son muchos los que se sitúan fuera del sistema y hablan de trabajar en red. Hacen la lucha desde otro punto de partida, con foros sociales, ocupación de tierra, acogida de emigrantes, medios de comunicación alternativos, etc. Trabajar en red significa hacerlo de un modo horizontal pero coordinado, crecer desde abajo y de modo descentralizado, alimentar la autogestión y la acción directa".

"Socialismo, por tanto, afirma Paul Singer, significa una economía organizada de tal modo que cualquier persona o grupo de personas tengan acceso a crédito para adquirir los medios de producción de que necesitan para desarrollar actividades de su elección. Esto implica, evidentemente, la eliminación de la pobreza, de la exclusión social...".

El sociólogo François Houtart propone cuatro principios-objetivos para un socialismo nuevo:

• Prioridad de una utilización renovable de los recursos naturales; • Predominio del valor de uso sobre el valor de cambio; • Participación democrática en todos los sectores de la vida colectiva; • Interculturalidad.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta "agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos "dar razón de nuestra esperanza"; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

Neocolonialismo agrario


Ignacio Ramonet

Una de las grandes batallas del siglo XXI será la de la alimentación. Muchos países, importadores de comida, se ven afectados por el aumento de los precios. Los Estados ricos lo venían soportando; hasta que, en la primavera de 2008, se asustaron por la actitud proteccionista de naciones productoras que limitaron sus exportaciones. A partir de ahí, varios Estados con crecimiento económico y demográfico -pero desprovistos de grandes recursos agrícolas y de agua- decidieron asegurarse reservas de comestibles comprando tierras en el extranjero.

Al mismo tiempo, muchos especuladores se pusieron igualmente a comprar terrenos para hacer negocios. Convencidos de que la alimentación será el oro negro del futuro. Según ellos, de aquí a 2050, la producción de alimentos se duplicará para satisfacer la demanda mundial. "¡Invertid en granjas! ¡Comprad tierras!" repite Jim Rogers, gurú de las materias primas. George Soros apuesta asimismo por los agrocarburantes y ha adquirido parcelas en Argentina. Un grupo sueco ha comprado medio millón de hectáreas en Rusia; el hedge fund ruso Renaissance Capital, 300.000 ha . en Ucrania; el británico Landkom, 100.000 ha . también en Ucrania; el banco estadounidense Morgan Stanley y el grupo agro-industrial francés Louis Dreyfus, decenas de miles de hectáreas en Brasil, etc.

Pero quienes se han lanzado a comprar tierras por todo el mundo, son principalmente los Estados con petrodólares y divisas. Corea del Sur, primer comprador mundial, ha adquirido 2.306.000 hectáreas; le sigue China (2,09 millones), Arabia Saudí (1,61 millones), los Emiratos Árabes Unidos (1,28 millones) y Japón (324.000 ha .). Total: cerca de 8 millones de hectáreas de tierras fértiles compradas o alquiladas en el exterior. Regiones enteras han pasado a estar bajo control extranjero en países con escasa densidad demográfica y cuyos gobernantes están dispuestos a ceder partes de la soberanía nacional. Un fenómeno que preocupa. En un informe alarmante, la ONG Grain denuncia "un acaparamiento de tierras a nivel mundial" (1).

Sin campos fértiles ni agua, los países del Golfo son los que más pronto se han lanzado. Kuwait, Qatar y Arabia Saudí buscan parcelas disponibles donde sea. "Ellos poseen tierras, nosotros dinero", explican los inversores del Golfo. Los Emiratos Árabes Unidos controlan 900.000 ha en Pakistán; y están considerando proyectos agrícolas en Kazajistán. Libia adquirió 250.000 ha . en Ucrania a cambio de petróleo y gas. El grupo saudí Binladen ha conseguido terrenos en Indonesia para cultivar arroz. Inversionistas de Abu Dhabi compraron decenas de miles de hectáreas en Pakistán. Jordania producirá comestibles en Sudán. Egipto obtuvo 850.000 ha . en Uganda para sembrar trigo y maíz...
China es el comprador más compulsivo, pues debe alimentar a 1.400 millones de bocas cuando sólo dispone del 7% de las tierras fértiles del planeta. Además, la industrialización y la urbanización le han destruido unos 8 millones de hectáreas. Y algunas regiones se están desertificando. "Tenemos menos espacio para la producción agrícola, y es cada vez más difícil elevar el rendimiento", explicó Nie Zhenbang, jefe de la Administración Estatal de Granos (2).

China detenta tierras en Australia, Kazajistán, Laos, México, Brasil, Surinam, y sobre todo en África. Pekín ha firmado unos treinta acuerdos de cooperación con Gobiernos que le dan acceso a tierras. A veces, las autoridades de Pekín envían desde China la mano de obra; pagada a menos de cuarenta euros al mes, sin contrato de trabajo y sin cobertura social.

Por su parte, Corea del Sur ya controla en el extranjero una superficie superior a la totalidad de sus propias tierras fértiles... En noviembre de 2008, el grupo Daewoo Logistics, estableció un acuerdo con el Gobierno de Marc Ravalomanana, presidente de Madagascar, para alquilar 1,3 millones de hectáreas, o sea la mitad de las tierras cultivables de esa gran isla...

El Gobierno surcoreano también ha comprado 21.000 hectáreas para cría de ganado en Argentina, país en el cual el 10% del territorio (unos 270.000 kilómetros cuadrados) se encuentra en manos de inversores extranjeros, quienes "se han beneficiado de la actitud de los diferentes Gobiernos para adquirir millones de hectáreas y recursos no renovables, sin restricciones y a precios módicos" (3). El mayor terrateniente es Benetton, industrial italiano de la moda, que posee unas 900.000 ha. y se ha convertido en el principal productor de lana. También el millonario estadounidense Douglas Tompkins tiene unas 200.000 ha . situadas próximas a importantes reservas de agua.
En general, la cesión de tierras a Estados extranjeros se traduce en expropiaciones de pequeños productores y aumento de la especulación. Sin olvidar la deforestación. Una hectárea de bosque procura un beneficio de cuatro a cinco mil dólares si se plantan en ella palmas de aceite; o sea de 10 a 15 veces más que si se dedica a producir madera (4). Ello explica por qué los bosques de la Amazonia, de la cuenca del Congo y de Borneo están siendo sustituidos por plantaciones.

Es un retorno a odiosas prácticas coloniales, y una bomba con efecto retardado. Porque la tentación de los Estados extranjeros es la de saquear los recursos, como lo hace China, con mano de obra importada y poco beneficio local... Pero la resistencia se organiza. En Pakistán, los campesinos ya se están movilizando contra el desplazamiento de aldeas si Qatar compra terrenos en la región de Penyab. Paraguay ha aprobado una ley que prohíbe vender parcelas a extranjeros. Uruguay se lo está planteando; y Brasil estudia cambiar su legislación.
El neocolonialismo agrario le arrebata el trabajo al campesinado y crea un "riesgo de pauperización, tensiones sociales extremas y violencias civiles" (5). La tierra es un asunto muy sensible. Siempre ha provocado pasiones. Representa una parte de la identidad de los pueblos. Tocar ese símbolo podría terminar mal.

Notas:
(1) www.grain.org/m/?id=213
(2) China Daily , Pekín, 9 de mayo de 2008.
(3) Daniel Enz y Andrés Klipphan, Tierras SA. Crónicas de un país rematado , Alfaguara, Buenos Aires, 2006.
(4) Le Nouvel Observateur , París, 23 de diciembre de 2008.
(5) Le Monde , París, 23 de noviembre de 2008.

Operación jaque a Uribe


Marcos Salgado
Qué queda después de las nuevas liberaciones de las FARC
Las fuerzas políticas y sociales que en Colombia buscan una salida negociada a la perenne guerra interna retomaron la iniciativa tras lograr que las FARC les entregaran a los dos políticos que aún conservaban en su poder y a cuatro uniformados. Mientras tanto, al presidente Álvaro Uribe se le extinguió la intransigencia en torno al canje humanitario, de la que gozaba desde el rescate militar de Ingrid Betancourt, hace seis meses. Se cierra así un año intenso desde las primeras liberaciones de políticos, pero lo más importante es lo que está por venir.

¡Que lejos quedó el Álvaro Uribe que insuflado de soberbia pronosticaba el fin de las FARC, a la que aseguraba derrotada, infiltrada y desgranada tras el rescate de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt! Fue hace apenas siete meses, pero tras la reciente operación que culminó en la liberación unilateral de seis retenidos por las FARC, la soberbia sucumbió, para dar paso a un Uribe errático que con su verba inflamada sangraba por la herida por la irrupción de un nuevo actor en la política de su país: Colombianas y Colombianos por la Paz.

Este puede ser el primer saldo de las liberaciones unilaterales del ex gobernador del Meta, Alan Jara; el ex diputado del valle del Cauca Sigifredo López junto a tres militares y un policía, con las que las FARC ya no retienen en su poder a ningún civil “canjeable” por sus presos en cárceles colombianas.

Luego de la muerte natural del líder histórico de las FARC Manuel “Tirofijo” Marulanda, mucho se escribió sobre la posibilidad de que la guerrilla mas antigua de América Latina tomara una línea “dura” y suspendiera las liberaciones en pos de un acuerdo humanitario para el canje de presos de ambos bandos. Esta posibilidad pareció tomar cuerpo cuando en el mes de julio el ejército de Colombia logró en una combinación de soborno y engaño arrancar de manos de las FARC a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, junto a tres estadounidenses ligados al Departamento de Estado de los EE.UU. y una decena de militares.

Sin embargo, la nueva conducción de las FARC con Alfonso Cano al frente demostró que persiste en la voluntad del gesto unilateral para forzar al gobierno de Álvaro Uribe al canje humanitario y, más allá, la apertura de un proceso de garantías políticas para alcanzar la paz en el país. Alan Jara, acaso el político más popular entre los que permanecían en poder de las FARC, lo dijo con todas las letras en la conferencia de prensa posterior a su liberación. "No veo otra salida que la negociada", aseguró el ex gobernador del Meta, y pidió con urgencia un acuerdo humanitario.

Jara no vaciló además en propinar algunos contundentes cachetazos conceptuales al presidente Uribe. Primero desmintió la supuesta situación terminal de las FARC que se pregona desde la casa de Nariño y apuntó directamente al presidente colombiano:

"lo digo con claridad, siento de todo corazón que Uribe no hizo nada por la libertad de nosotros". También, consideró que la decisión de las FARC de liberar de forma unilateral a seis rehenes en este operativo "puede indicar un camino político".

La ecuación es simple, y debería ser cada vez más visible, incluso detrás de los velos de los medios de comunicación adeptos al uribismo: la política de negociación cero de Uribe no sólo no termina con las FARC, sino que tampoco dio resultados considerables en materia de liberación de retenidos. De la “Operación Jaque”, publicitada como la demostración del fin de la guerrilla, se supo rápido que tuvo más de golpe de suerte y traición interna de un par de jefes guerrilleros que de delicada maquinaria de infiltración.

Tal vez por los remanentes de la soberbia de aquellos días dorados de “Jaque”, fue que las Fuerzas Armadas colombianas decidieron “controlar” con movimientos aéreos el recorrido de la comisión humanitaria en la primera jornada de liberaciones. Fue un miembro de Colombianas y Colombianos por la Paz, el periodista Jorge Enrique Botero, el encargado de denunciar la intromisión que podría haber hecho fracasar el operativo.

¿A quién hubiera beneficiado un eventual fracaso? Únicamente al gobierno de Uribe. Será por eso que la reacción contra Botero y Telesur, el canal que difundió su denuncia, llegó de boca de un “halcón” como el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos y por el mismo Uribe, quien dijo que Telesur era “Telefarc”, profundizando la falta grave que significó el uso de los símbolos del canal con base en Caracas en la “Operación Jaque” y que no tuvo ni protestas severas por parte del canal ni retractación desde la casa de Nariño.

El periodista no se amilanó y remarcó que presentaría pruebas de los sobrevuelos militares en un documental de próxima aparición. Santos, por su parte, terminó reconociendo los vuelos que el mismo había negado. Intento tardío para frenar un escándalo que dejó con un pie afuera del gobierno de una de las espadas de Uribe: el comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo.

Dicen que de un jaque se puede salir de dos maneras: pasando a la ofensiva o escapando. Dicen los ajedrecistas que el rey no puede escapar mucho tiempo. “Si liberar a guerrilleros de las cárceles es un aporte al intercambio humanitario, el Gobierno está dispuesto a hacerlo, bajo la idea de que sean gestores de paz y no a reasumir acciones armadas”, dijo Uribe el jueves en Medellín. Matizó de esta forma su negativa cerrada anterior a cualquier intercambio.

Dicen en el ajedrez que ganar tiempo escapando tampoco evita el jaque mate.
www.marcossalgado.wordpress.com

Cuatro presidentes y otro mundo posible


Pascual Serrano/Rebelión

Crónica de un acto público en el Foro Social de Belem con Correa, Lugo, Morales y Chávez

El pasado 29 de enero algo cambió para siempre en el Foro Social Mundial. El encuentro que nació como una iniciativa de la sociedad civil que debatía y elaboraba propuestas frente a los gobiernos se encontró ese día con que cuatro presidentes se daban cita en el IX Foro Social Mundial de Belem (Brasil) en el denominado “Diálogo sobre la integración popular de nuestra América”. Se trataba de Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay) y Hugo Chávez (Venezuela). En el reducido espacio de un gimnasio, con unas mil personas representantes de numerosas organizaciones sociales, los cuatro participaron en un acto público junto a líder del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, Joan Pedro Stedile.

Primero, poco antes de las dos de la tarde llegarían Correa y Lugo, para poco después incorporarse Chávez y Morales. Mientras tanto, diferentes cantautores interpretan desde canciones de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, hasta boleros, raps y performances. Rafael Correa no deja de proponer temas, cantar e incluso acercarle el micrófono a Fernando Lugo para que se una a la canción. En conclusión, que ya no es solo Chávez es el que canta en los actos públicos, los medios y analistas que ridiculizaban al venezolano y se escandalizaban van a tener que dedicar ahora mucho tiempo y espacio a este asunto.

Rafael Correa: el error del socialismo real fue no cuestionar al modelo de desarrollo del capitalismo

El primero de los presidentes en intervenir es Rafael Correa. Como muchos de los que allí se encontraban, se pregunta quién iba a decir hace diez años que cuatro presidentes estarían participando en el Foro Social. Recordó que “como un castillo de naipes fueron cayendo los gobiernos seguidistas del Consenso de Washington y levantándose los pueblos”. La gran aportación de Correa en su intervención fue marcar algunas lineas sobre lo que consideraba el socialismo del siglo XXI, mucho se ha hablado sobre él, pero pocos dirigentes se han atrevido a definir sus características. Correa afirmó que “el socialismo del siglo XXI habla de acción colectiva, se expresa a nivel comunitario en los barrios pero también en la economía, en la vida social y en las instituciones”. El presidente ecuatoriano, a pesar de ser economista por la Universidad de Chicago, reivindicó la necesidad de “rescatar el Estado para atender los problemas colectivos y la necesidad de planificar”. Marcó sus distancias con lo que denominó el socialismo tradicional porque su “forma de competir era precarizando condiciones laborales y sociales”. Sin embargo, según Correa, hay elementos del socialismo del siglo XXI que coinciden con ese socialismo tradicional, y es “el énfasis en los valores de uso en lugar de los valores de cambio”. Puso como ejemplo la selva amazónica: “Debemos ser responsables con ella, los países que generen bienes ambientales deben exigir a los países ricos por ese gran valor medioambiental que están generando y que los ricos ya han dilapidado”. Señaló el ejemplo de Ecuador, que tiene un gran yacimiento petrolífero sin explotar pero que su extracción supondría un gran daño medioambiental, por lo que ha renunciado e ello. Ecuador, dijo Correa, ha lanzado el reto a la comunidad internacional para que le compense por ese dinero que dejará de conseguir por un medida que beneficia a todo el planeta.

Otra característica del socialismo del siglo XXI, según el ecuatoriano, es la reivindicacion de justicia en todas las direcciones: justicia social, justicia intergeneracional, justicia de género, justicia étnica. “No puede ser que los indígenas sean los más pobres de cada uno de nuestros países”, afirmó.

También consideró otra característica de ese socialismo que “no hay recetas, es necesaria la autocritica, el socialismo no es único ni estático, no creemos ni en manuales ni en dogmas”. Otra más es que “las armas son los votos, rechazamos la violencia”.

No evitó el presidente ecuatoriano señalar las críticas del denominado socialismo real en el siglo XX. “Su mayor error es que no cuestionó el modelo de desarrollo del capitalismo, en cambio el socialismo del siglo XXI plantea vivir bien, pero no mejor que nadie, sino la equidad, garantizando la supervivencia de todas las culturas. Si todos los chinos buscaran el nivel de vida de los ricos, el mundo estallaría”, afirmó.

Siguió Correa desgranando propuestas: el Banco del Sur, el Fondo del Sur, la moneda regional. “Una primera fase de integración -añadió- es la Unasur que supera el concepto de amplia mercados”.

Tuvo duras palabras para la Organización de Estados Americanos. “Qué sentido tiene discutir nuestros problemas en una OEA con sede en Washington, que excluye a Cuba mientras mantuvo al Chile de Pinochet”, afirmó despertando grandes aplausos. Reivindicó una “organización de estados americanos” que excluya a países ajenos pero que incluya a todos los latinoamericanos y del Caribe”.

Fernando Lugo: el otro mundo no solo es posible, sino que está siendo real

El presidente de Paraguay tuvo palabras para recordar que “estamos aquí con la voz esperanzadora de los movimientos sociales, ellos han permitido la posibilidad real de cambio, no es un cambio que se fue generando en los grandes laboratorios de la política, sino que se fue repensando y discutiendo debajo del árbol, en la calle, con derrotas y victorias. Por eso nuestros gobiernos estamos convencidos de que la lucha de los movimientos sociales es el gran aporte que garantiza el avance continuo”.

Según Lugo, “antes había persecución y represión a los movimientos sociales, pero a pesar de ello consiguieron acumular suficiente fuerza para derrotar a los conservadores, si bien eso no es suficiente para construir una nueva sociedad”.

“Esta es una época que nos exige ir construyendo una sociedad más justa e fraternal -señaló-. Es el momento de volver a la profecía del pueblo guaraní: la tierra sin mal. No creemos que un tratado de Itaipú (en referencia a un acuerdo con Brasil para la distribución de la electricidad en la central del mismo nombre y que Paraguay considera injusto), firmado en tiempos de la dictadura pueda tener vigencia. Paraguay debe volver a conquistar su dignidad. Mientras no consigamos eso nuestra alma no descansará en paz”.

Respecto a la integración latinoamericana afirmó tener fe en que “las fronteras no sean más importantes que la integración”. “Que triste es que Paraguay y Bolivia no tengan acceso al mar por donde navegaron nuestros ancestros -añadió-, pero la integración para ser genuina debe venir desde abajo”.

Terminó afirmando que, aunque dicen que para navegar por el Amazonas hay que tener paciencia, “yo creo que hay que tener impaciencia en América Latina para lograr los cambios necesarios. El otro mundo no solo es posible, sino que está siendo real”.

Evo Morales: no quiero que me inviten al Foro Social, quiero que me convoquen

El presidente de Bolivia comenzó su intervención recordando que en el Foro Social ha encontrado a los profesores que le ayudaron a llegar a la presidencia: “He llegado a la conclusión de que si hay aquí cuatro presidentes es gracias a la lucha de ustedes. Me llaman invitado, no quiero que me inviten quiero que se me convoque a seguir luchando”.

Habló de su país y del reciente referéndum para aprobar la Constitución: “Hay grupos que no aceptan que haya igualdad, pero frente a ellos, los indígenas y la Central Obrera Boliviana siguen adelante y, pesar de que los grupos oligarcas no querían la Constitución Boliviana, el pueblo se ha impuesto. Aparecieron además nuevos enemigos, no sólo los grandes medios de comunicación, también los jerarcas de la Iglesia Católica, por eso yo digo que otra Iglesia también es posible”. Morales recordó algunos principios de la recién aprobada Constitución: “Los servicios básicos como el suministro eléctrico o de agua, son ahora un derecho y por tanto no pueden ser privatizados. La Constitución establece también que no se permite ninguna base militar extranjera”.

Morales señaló las responsabilidades a las que deben responder los gobiernos y las agrupó en cuatro: la vida, la justicia, la soberanía y el planeta Tierra. También hizo referencia a las guerras que Estados Unidos está llevando en varios lugares del mundo: “antes los pueblos se levantaban en armas contra el imperio, ahora el imperio se levanta en armas contra los pueblos”.

Asimismo hizo un llamado a la ética individual. “Si queremos cambiar el mundo antes debemos cambiar nosotros, no debemos ser individualistas, ambiciosos ni sectarios. A veces alguno habla de cambio, pero ese señor no ha cambiado todavía”. Terminó parafraseando al subcomandante Marcos en su principio de que los gobiernos progresistas de América Latina han aprendido a mandar obedeciendo.

Hugo Chávez: un mundo nuevo está naciendo, quien quiera verlo que venga a América Latina

El presidente venezolano tuvo numerosas referencias a Fidel Castro y a la revolución cubana, inspiradora de muchos de los principios y valores defendidos por los cuatro gobernantes. Recordó que “mientras se imponía el Consenso de Washington, se derrumbaba la URSS y con ella tantas ilusiones hace veinte años, en Venezuela se estaba moviendo la tierra, se estaba despertando un movimiento revolucionario”. Fue por entonces cuando conoció personalmente a Fidel Castro, diez años después Chávez llegaría al gobierno de Venezuela. Bromeó diciendo que ahora allí estaban un militar, un obispo (Lugo), un Chicago boys que invirtió la lección (Correa) y un descendiente de Tupac Amaru (Morales). Ese repaso muestra el carácter atípico de los nuevos gobernantes tan alejados de los partidos políticos tradicionales que se han mostrado incapaces de atender a los movimientos regeneradores en América Latina.

Chávez también tuvo palabras para el significado del Foro Social en la revolución bolivariana: “Ese año del primer foro, el 2001, Venezuela estaba siendo sacudida por el plan contrarrevolucionario, ese año llegaba al gobierno de Estados Unidos el presidente que ahora se ha ido al basurero de la historia. El imperio quería apagar la llama que se había encendido en Venezuela y que acompañaba a la llama siempre encendida de Cuba. Yo tengo varias demandas ante la Corte Penal Internacional, pero quien debería ser allí juzgado es el expresidente de Estados Unidos”. Se refirió también al nuevo presidente Barack Obama, “ojalá marque un cambio en el horizonte mundial, nosotros, desde Venezuela, sólo pedimos respeto. Yo no me hago muchas ilusiones, el imperio está intacto, pero en Venezuela estamos dispuestos a resistir diez, veinte y cien años más”. “Nos ha parecido acertada la decisión sobre el cierre de la prisión de Guantánamo -añadió-, pero hay que devolver esa bahía al pueblo cubano. Si quiere dar señales positivas hacia el continente, que Obama retire las tropas de Guantánamo”.

También tuvo palabras para la crisis económica actual. “Hasta el 2008, 800 millones de personas sufrían hambre, este año se estima que llegarán a mil millones, y la mayor parte de la culpa es del capitalismo global, pero nosotros también tenemos parte de culpa porque quienes nos gobernaron ayudaron y cooperaron con la economía capitalista mundial”, afirmó.

Para finalizar, Chávez repasó la importancia que han tenido los foros sociales en el diseño de sus propuestas políticas. “Fue en un Foro de Porto Alegre donde yo vine a decir que la revolución venezolana tomaba el camino del socialismo, fíjense todo lo que les debemos. Ya no debemos decir solamente que un mundo nuevo es posible, sino añadir que es necesario y añadir más, un mundo nuevo está naciendo, quien quiera verlo que venga a América Latina”, afirmó. Como ejemplos de ese nuevo mundo señaló la disminucion de la mortalidad infantil en Venezuela y la erradicación del analfabetismo en su país y en Bolivia. Terminó afirmando que “si ustedes tuvieron la osadía de parir la idea de un mundo nuevo cuando parecía que no había esperanza, ahora siguen siendo fundamentales los foros sociales para seguir empujando”.

Joao Pedro Stedile: queremos más, queremos cambios estructurales, no medicinas para el capital

Tras los presidentes tomó la palabra el líder del Movimientos de los Sin Tierra (MST) Joao Pedro Stedile. Amistoso pero no complaciente, afirmó que “el proceso revolucionario lleva diez años de resistencia, pero no hemos logrado el movimiento de masas que cambie la correlación de fuerzas. La lucha de clases depende no de discursos sino de la fuerza que el pueblo pueda acumular, debemos dar un paso más, el pueblo debe avanzar más allá de las elecciones”. Dirigiéndose a los presidentes les dijo: “ustedes han andado muy flojos, tienen sus reuniones, cuentan sus cosas de coyunturas, pero nosotros queremos más, queremos cambios estructurales, no medicinas para el capital. Ojalá en la próximo cumbre de sus gobiernos sean invitados los movimientos sociales”. Hizo también un llamamiento a la unidad y la acción: “Es el momento de la unidad popular, no podemos perder tiempo con nuestras diferencias, hay que unificar las luchas populares para enfrentar la crisis del capital. La búsqueda del socialismo del siglo XXI puede durar un siglo, lo necesitamos para mañana. Aquí se habló de recuperar nuestra soberanía y romper la dependencia, lo que hay que hacer es hablar de la nacionalización de la banca, con su control financiero nunca llegará la hora de los pueblos”.

Y así, rodeados de pueblo, rodeados de agua con una torrencial lluvia amazónica, rodeados de selva, y rodeados de vida, cuatro presidentes llegaron al Foro Social e iniciaron una nueva era en la que, por fin, aparecen gobiernos dispuestos a poner en práctica las propuestas que durante ocho años ha estado elaborando la sociedad civil . No es casual que se trate de presidentes que ya habían participado en el Foro a lo largo de su trayectoria política, antes de alcanzar el gobierno.