Zapatero y su gobierno responsable

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Carta a Rodríguez Zapatero

José Ignacio González Faus, teólogo

Querido señor R. Zapatero: quiero decir de entrada que le considero un hombre de buena voluntad. No comparto los juicios crueles de radio María o de la COPE, a las que aplico aquel sabio juicio de santa Teresa: “más que al demonio temo a los que ven en todas partes demonio”… Creo que tiene Ud una excelente voluntad. Pero establecido esto, me siento obligado a decirle que algunas de sus decisiones sociales me parecen de un poco chapuceras, la verdad.

Por ejemplo: va Ud a Japón y declara que “hay momentos en la historia de los pueblos en que un gobierno responsable debe tomar decisiones que no gustan”. Sonoras palabras que sirven para añadir que su gobierno es responsable y ha sabido tomar esas decisiones…

Lo que me sorprende es que a ese principio tan impecable le dé Ud un alcance tan corto y lo reduzca a la subida del IVA… La gente se sonríe, y le parodia diciendo que hay que tomar decisiones que no gustan “a los débiles”: porque si se trata de que no gustan a los fuertes entonces sí que es mejor no tomarlas…

Por ejemplo:

1.- Un gobierno responsable debió afrontar la crisis bajando el sueldo a todos sus miembros y quizá suprimiendo de momento algunos ministerios, en vez de bajarlo sólo a los funcionarios. Sé que esto no reportaría un gran capital económico, pero sí le habría supuesto un capital moral que, en momentos de crisis es imprescindible. Incluso quizá les habría estimulado a salir pronto de la crisis, por la cuenta que les traía a ustedes mismos. Pero esto es menos importante que lo que sigue.

2.- Su gobierno debió tomar en primer lugar la decisión de subir los impuestos a las grandes fortunas, grandes empresarios, banqueros y demás, tal como dijo el sr. Blanco que (cuando habla positivamente y no sólo criticando) es de los que últimamente ha dicho cosas más sabias.

No haber hecho esto es tan incomprensible que ya habrán percibido ustedes lo que dice mucha gente: en nuestras democracias “a lo USA” los grandes poderes económicos financian tanto a un partido como a otro (de los que tienen probabilidades de gobernar): porque no les interesan las ideas de este partido o el otro, sino tenerlos a todos sujetos el día que lleguen a la casa blanca o a la Moncloa (da lo mismo). Es una explicación muy coherente, y la única disponible, de por qué usted no ha hecho algo que debió hacer. Y muestra que su gobierno no toma las decisiones que debería tomar (no “aunque molesten” como decía usted sino) porque molestan a unos pocos.

3.- En relación con lo anterior, debe usted saber que España es uno de los países con más injusticia fiscal. Hace poco supe que unas 3.000 grandes fortunas españolas tenían cuentas ocultas en la sucursal suiza del banco británico HSBC, por importe de más de 6.000 millones de euros (2 millones por barba). Pero, en lugar de investigar los impuestos aún no prescritos sobre la renta, sociedades y patrimonio, se les invitó amablemente a ponerse al día imponiéndoles tan sólo un recargo del 20% y los intereses de demora.

En cambio, cualquier ciudadano medio que olvide presentar su declaración de la renta un año o incluir algún ingreso, no recibirá ese trato de favor: le iniciarán un procedimiento de inspección y le aplicarán el régimen sancionador tributario o penal con todo el peso de la ley. De haber procedido así con aquellas fortunas, les podrían haber caído cuatro años de cárcel y una multa seis veces superior a lo que debían. Los mismos inspectores de Hacienda han denunciado que un defraudador en Suiza de dos millones de euros pagaría hasta 23 veces menos (236.800 €) de lo que normalmente se exigiría (5,4 millones de euros), con lo que se perdería una recaudación de cerca de 1.500 millones de euros (que, casualmente es lo que se pretende ahorrar mediante la congelación de las pensiones.

El sistema tributario español (y sobre todo su aplicación) están diseñados para beneficiar a las grandes fortunas y a las multinacionales. El fraude fiscal de los grandes (en el que somos mejores que “la Roja”), es una de las cosas que menos ha combatido su gobierno, y de las que más debería combatir “un gobierno responsable, aunque no gusten” a algunos. ¿Recuerda el propósito hipócrita de acabar con los paraísos fiscales, contraído por los gobiernos de Europa al comienzo de la crisis? Si hubiésemos visto a su gobierno luchar denodadamente por ese objetivo, comprenderíamos que es un gobierno responsable que hace lo que tiene que hacer aunque moleste.

4.- También sabe usted que, cuando la pasada crisis del 29, el gran economista inglés J. M. Keynes sostuvo que para salir de la crisis era mejor endeudarse a base de obras públicas que creasen puestos de trabajo. Los hechos le dieron la razón (y otra vez ha sido el ministro Blanco el que más parece haber luchado por este objetivo, “cantando fuera del coro” como dice el refrán): es mejor endeudarse en obra pública para crear un trabajo que la iniciativa privada nunca querrá crear, en vez de endeudarse con prestaciones al desempleo que resultan humillantes para algunos, y son fuente de mil picarescas por parte de otros que abusan de ellas sin escrúpulos…

Pues bien: curiosamente, en esta crisis Europa ha aplicado más bien recetas norteamericanas y los Estados Unidos medidas un poco más “europeas” o keynesianas. Comprendo que en este punto haya sido usted víctima de la señora Merkel, pero vuelvo a pensar que hay gobiernos que toman las decisiones que hay que tomar si molestan a los débiles, pero no si molestan a los poderosos… A un gobierno así yo no le llamo responsable.

Me temo también que su gobierno no ha percibido la consecuencia calamitosa de esta crisis: que saldremos de ella, sin duda, y recuperaremos los índices de crecimiento; pero lo que ya nunca más se recuperará son los índices de empleo. Así lo estamos percibiendo ya en países que van delante del nuestro en la salida de la crisis. Y ese habrá sido el gran triunfo de los canallas que la provocaron. No me parece responsable un gobierno que acepta tranquilamente esta derrota de las clases más débiles.

5.- Si le digo todo esto, querido señor Presidente, es porque de ningún modo quisiera verle a usted caminar por esa vía de las grandes frases y palabras tan redondas y biensonantes como vacías y huecas. Porque es que con eso se va pareciendo usted cada vez más… ¡al señor Rajoy! Y la verdad: eso es lo último que yo quisiera ver de un político al que aprecio.

Termino pidiéndole perdón: sé que es muy posible que Ud no tenga la culpa de nada de lo que le he dicho porque Ud “no es más que un mandao”, al menos en el 80% de su trabajo. No puedo olvidar las palabras de Lula: “tengo el gobierno pero no tengo el poder”. Pero entonces creo que un gobierno responsable debería decirnos eso bien claramente, para que los ciudadanos sepamos a qué atenernos y de qué manera hemos de votar, si queremos evitar que sigan mandándonos los mismos perros, aunque con distintos collares…

Un cordial saludo.

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