El “no lugar” de la generación perdida

imprimir


Actualmente, siete de cada diez jóvenes viven en casa de sus padres, sin un proyecto de vida; sin dinero, sin trabajo, sin futuro. André Gorz consideraba la sobriedad —o simplicidad voluntaria— como una necesidad para luchar contra la miseria. La teoría de la relatividad social nos convierte en ricos o pobres en función de nuestro contexto; pero la miseria es una cuestión objetiva. Hay miseria donde no hay para comer, beber, vestirse, curarse o tener un techo decente. Nuestro país ya no permite una vida sobria de bicicleta y camiseta de algodón, ni una pobreza de queso y pan negro; nuestro país condena directamente a la miseria y lo que separa actualmente al joven español de la indigencia es una sociedad tradicional basada en la unidad familiar, solidaria con sus miembros. Eso o el exilio. No hay más opciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario