Sobre lamentable muerte del preso cubano Orlando Zapata.

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Sobre lamentable muerte del Sr. Zapata.

Gabriel Coderch Díaz, Coordinador General
Grupo Reflexión y Solidaridad Oscar A. Romero

Mis queridas/os hermanas/os:

Ante la campaña de los medios de difusión y la manipulación del caso Zapata, queremos expresar lo siguiente.

El pasado 23 de febrero fallecía en La Habana Orlando Zapata, quien al parecer contaba con un amplio historial delictivo, no precisamente político, que desde diciembre,. estaba en huelga de hambre, tras no otorgársele ciertas demandas como poseer teléfono propio y cocina en su celda, y que manipulado por grupos disidentes, no aceptaba la intervención médica a pesar de las persuasiones que se le realizaron, lo que motivó un deterioro de su salud física, ya que los médicos pudieron actuar en la medida en que el se los permitió, no dejando que se le alimentara de ninguna forma.

Los que le manipularon y orientaron son los mismos que en otros momentos trataron de llevar a cabo ayunos prolongados tras toda una propaganda que se gestaba dentro de Cuba y que buscaba repercusión en los medios de comunicación extranjeros, y que cuando se veían al borde de un desenlace fatal deponían tal actitud.

La sociedad cubana desde los últimos 50 años, no ha vivido desapariciones ni asesinatos extrajudiciales. En muchas ocasiones nos llegan correos electrónicos donde se habla de miles de policías en las calles, tanques, detenciones arbitrarias, etc. Sin embargo, al leerlas solo cabe además de la indignación, la risa, ante tales acusaciones, carentes de toda veracidad. El martes 23, así como ayer miércoles 24 y hoy día 25, la vida en esta ciudad, así como en otras fue tranquila. Salimos a la calle y la vida no se veía alterada. Nos dimos a la tarea de averiguar con familiares y amigos, algunos ni siquiera adeptos al proceso revolucionario, que repercusiones tenía el deceso del Sr. Orlando Zapata. Muchas personas ni siquiera sabían de la existencia del mismo, ni su dirigencia en los grupos contrarrevolucionarios, los cuales no cuentan con respaldo de la población, entre otras cosas, por la poca credibilidad de estas personas en el escenario social cubano.

Las personas contactadas afirmaron que la vida en las calles era la misma y que no veían ni fuerzas policiales ni soldados en calles a no ser lo normal en el funcionamiento de fuerzas del orden en el actuar cotidiano.

Ayer el Presidente Raúl Castro lamentó la muerte del preso cubano Orlando Zapata Tamayo, quien falleciera como resultado de la relación con Estados Unidos.

Lamentablemente, la vida de un ser humano, se ha puesto en juego y sirve para manejo de intereses de la política asociada a lo mas reaccionario de los cubanoamericanos de Miami y de todos aquellos que toman su muerte como martirio.

Como cristianos no podemos gozarnos en el dolor de los familiares y pedimos a Dios por el alma de Orlando. Sin embargo no reconocemos en su muerte a un mártir ni a un profeta, sino una muerte sin sentido. Su causa no es dar pan al necesitado ni restaurar la dignidad humana perdida.

Desgraciadamente el Sr. Zapata se fanatizó y cayó en el juego de la política anticubana, política podrida desde la raíz y que su muerte no puede verse libre de la sospecha de estar siendo utilizada tendenciosamente a favor de intereses que no son los del pueblo cubano en su mayoría.

No vivimos hoy momentos de confrontación social en lo interno. Que hay cosas que cambiar, las hay. Que debemos democratizar nuestras estructuras, es cierto, pero todo ello dentro del proceso socialista, porque no deseamos la vuelta al capitalismo. Nuestra opción es clara, no queremos adoptar posturas de falsa prudencia ni hacer ejercicio de equilibrio a un supuesto centro.

Para terminar, queremos señalar que los seres humanos nos desplazamos en lo político y nuestro contexto refrendatorio es la solidaridad con el proyecto de liberación. Sabemos y asumimos la conflictividad necesaria en la defensa de los derechos de la mayoría, por lo que juzgamos proféticamente nuestra historia como proceso, con momentos dramáticos, pero siempre en referencia a una sociedad mejor.

Pronto algunas/os de nosotras/os podremos juntarnos en torno de la figura de Monseñor Romero, verdadero profeta y mártir y recoger el recuerdo de El y de tantos mártires latinoamericanos, para así seguir el ejemplo y la implicación socio política de tantos hombres y mujeres que han luchado por la justicia social.

Que Dios nos llene de su plenitud y seamos capaces de discernir en cada momento de nuestras vidas.

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